Localización: Carretera NA-2113, la que nos lleva hasta el Monasterio de San Salvador de Leyre. Iniciamos la subida justo antes de la localidad de Yesa, sobre la N-240.
Especificaciones: Buena carretera en toda la subida. Estrecha, pero con buen firme.
Fuentes: No las hay en la subida.
Descripción: Aprovechando una estancia en Ruesta me acerco a recordar la subida hasta el Monasterio de San Salvador de Leyre. Ya lo conocía en coche, y me apetecía disfrutar de nuevo de las espectaculares vistas que nos depara tan fantástico enclave. Sin haber ascendido demasiado, ya que la subida apenas es de cuatro kilómetros, si que vemos como se ha empequeñecido desde aquí el pantano de Yesa, a nuestros pies.
Como decía, no es una ascensión larga la que tenemos para llegar hasta Leyre. Sólo cuatro kilómetros. Eso si, los dos primeros, sobre todo el segundo, nos van a hacer sudar, pero bien. En el segundo kilómetro de ascensión vamos a encontrarnos rampas de hasta el 15%, luego disminuye mucho la dureza en los dos últimos kilómetros de subida, lo que nos va a permitir comenzar con el deleite para nuestros ojos en forma de estupendas vistas.
Y al llegar arriba, continuamos con el disfrute de los sentidos: las vistas, el entorno, la naturaleza, la paz del lugar, sobre todo si no es en fin de semana, y el monasterio. El monasterio nos recibe con sus gruesos muros de piedra y su estilo románico, fenomenalmente conservado. El conjunto data del siglo IX, con ampliaciones en el XII. Destacan sobre manera la iglesia, con su excepcional cabecera, con tres ábsides de planta semicircular, de los primeros datados en toda España dentro del románico. Bajo la cabecera se conserva, también de manera excepcional la cripta. Digna de ver.
Dentro de la iglesia se encuentra también el Panteón de los primeros reyes de Pamplona, precursor del reino de Navarra.
Actualmente, en el Monasterio Benedictino de San Salvador de Leyre, viven aproximadamente 20 monjes. Si bien no son tan famosos en sus cánticos como los de Silos, bien vale la pena entrar a escuchar sus cantos gregorianos en cualquiera de los siete periodos de rezo que tienen a lo largo del día.
“Paz a los de cerca y paz a los de lejos”